Hacer cosas con las manos nos conecta con nuestra parte más sincera.
Meter las manos en el barro y mancharse hasta los codos, o incluso la cara cuando te rascas sin darte cuenta, bailar con la masa, entenderse con ella, si está a gusto con su humedad, con su amasado, incluso con su memoria.
Yo no lo sabía pero el barro tiene memoria.
Todo eso tiene que ver con hacer con las manos.
Y eso nos conecta con nuestra parte más sincera.
Como dibujar.
Te manchas menos pero lo haces con tus manos, bailas con el trazo, te dejas seducir por las posibilidades, escuchas a tu superficie de trabajo, a veces la amas y a ratos la odias.
Y también te conecta, te hace ser sincero con lo que haces, y además, como con el encargo de Anuska para su taller Másbarro, te da la oportunidad de dejar un poso fantástico.
¿Vuesa merced tiene por ahí un escaparate con el que ser sincero a través de las manos?
Se pinta con Posca blanco que se puede retirar cuando no lo quieras más sin afectar al cristal. Será tan permanente como te de la gana.
Si has llegado hasta aquí a través de las procelosas aguas de internet, o por azar, o porque te lo ha recomendado alguien que te quiere bien puedes dejarme aquí tu precioso email y estar al tanto de lo que se cuece en la marmita (e incluso llevarte un regalo por tu cara bonita).